El avance tecnológico introdujo mejoras en la vida de millones de ciudadanos a nivel mundial. No obstante, este progreso también desencadenó transformaciones importantes en el ámbito empresarial y genera dudas acerca de cómo afecta la inteligencia artificial en el trabajo.
En efecto, se espera que esta tecnología eleve el PIB mundial en 7%, pero también que sea capaz de reemplazar cerca de 300 millones de empleos en el mundo hacia 2030.
La IA influye en una variedad de campos y tiene un alcance amplio en la sociedad actual. Esto incluye la automatización de tareas diarias mediante asistentes virtuales como Siri, Alexa y Google Assistant, la mejora de diagnósticos médicos a través de sistemas de diagnóstico, la personalización de contenido en plataformas y la fortificación de la ciberseguridad.
Las consecuencias de la IA en el entorno laboral son duales: por un lado, esta tecnología crea empleos especializados en campos como la ciencia de datos y la ingeniería de IA; por otro, elimina empleos relacionados con tareas monótonas y repetitivas, como la entrada de datos.
Algunos ejemplos prácticos de cómo aplicar la IA en el trabajo son: aprovechar chatbots para mejorar la asistencia al cliente, analizar grandes porciones de datos para la toma de decisiones estratégicas y ofrecer contenido personalizado a los consumidores.