Tras tres días de votación en Rusia, los primeros sondeos a boca de urna no sorprenden a nadie: el actual presidente, Vladimir Putin, ganó la reelección con casi el 88% de los votos.
Se trata de un resultado esperando en unas elecciones donde la oposición fue suprimida y sólo tres candidatos simbólicos pudieron presentarse contra Putin. El candidato comunista Nikolai Kharitonov obtiene el 4,7%, el de Gente Nueva, Vladislav Davankov, el 3,6% y el del Partido Liberal Democrático Leonid Slutsky el 2,5%.
Con el 33% de los recintos escrutados, Vladimir se dispone a prolongar seis años más su mandato de casi un cuarto de siglo. La Comisión Central Electoral de Rusia difundió que Putin tiene 87,97% de los votos. Se trata de un récord para Putin, que en los anteriores comicios había obtenido entre 64% y 68% de los votos.
El Kremlin presentó las elecciones como una oportunidad para que los rusos expresen su apoyo a la ofensiva en Ucrania, que por su parte las calificó como ilegítimas y llamó a sus aliados occidentales a no reconocer el resultado.
Aún más, el enemigo político más acérrimo de Putin, Alexei Navalny, murió dudosas circunstancias en una prisión del Ártico el mes pasado, y otros críticos están en la cárcel o en el exilio.
La muerte de Navalny, generó grandes repercusiones a nivel mundial, y desde occidente todos apuntan directamente al Kremlin como los responsables del hecho. Sin embargo, desde el gobierno actual se desentendieron de lo ocurrido, y afirman que aún no saben cual fue la causa de la muerte.
“El Servicio Penitenciario está dando los pasos que debe dar de acuerdo a las leyes. Se están haciendo los estudios y análisis correspondientes, no hay necesidad de instrucciones especiales porque hay un conjunto de reglas a seguir. Los médicos tienen que aclararlo”, afirmó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.