Estos tatuajes con biosensores fueron fabricados en la Universidad Técnica de Estambul por Kristen Belcastro y Onur Ergen, especialistas en el tema. El proceso consiste en dos tintas: una de grafeno negra y otra blanca compuesta por óxido de zinc.
Dentro tienen nanocables y, en primera instancia, se coloca la tinta blanca y luego la negra. Las dos poseen aerogel para unificar los trazos. Si bien se colocan en simultáneo, se lo hace a través de distintas agujas que se encuentran en un mismo artefacto.
En la gran mayoría de los casos, éstos para tatuajes se utiliza para monitorear la salud. Estos se pueden conectar (a través de frecuencias) con un sistema inteligente como el de un celular y así transmitir datos como la presión sanguínea, glucosa y demás.