Científicos del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) descubrieron el por qué de la aparición de una serie de animales muertos en las orillas de Península Valdés, Chubut: confirmaron el hallazgo de toxinas de “marea roja”.
Entre fines de septiembre y principios de octubre unas 30 ballenas fueron encontradas muertas en el Golfo Nuevo, sobre la cara sur de Península Valdés. Se trata de “26 adultas y 4 juveniles”. “De las ballenas adultas 19 eran hembras, 2 machos y 5 no identificados, y de los juveniles 1 era macho y 3 no identificados”, se detalla.
“La investigación realizada hasta la fecha sostiene la hipótesis según la cual la mortandad de ballenas se debió a una floración algal nociva en el Golfo Nuevo ocurrida entre fines de septiembre y principio de octubre”, fenómeno que se conoce como “marea roja”, precisa el ICB en su página oficial.
En total, se llevaron a cabo necropsias de las 6 ballenas que se hallaron en las mejores condiciones para realizar diagnósticos confiables.
Además, se colectaron muestras parciales, sin abrir cavidades, en otras 3 ballenas que se encontraron en áreas de uso público y no pudieron ser remolcadas hacia otro sitio.
“No fue posible colectar muestras de 13 ballenas: 4 que vararon en áreas de uso público y 9 que estaban en avanzado estado de descomposición al momento del hallazgo o fueron removidas por el mar antes de ser examinadas” se explicó en el informe.
El informe hace referencia a la conclusión que en conjunto arribaron el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, el Instituto de Investigación de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de Chubut y el propio ICB.
Las conclusiones del trabajo se sintetizan en 9 puntos, entre los que se destaca que “las ballenas examinadas habían ingerido diatomeas Pseudo-nitzschia spp. y/o dinoflagelados del género Alexandrium complejo catenella/tamarense, productores de biotoxinas capaces de causar la muerte de aves y mamíferos marinos, incluyendo grandes ballenas”.
Además se detalla el hallazgo de “biotoxinas del grupo paralizante de moluscos tanto en el contenido gastrointestinal como en diversos tejidos y fluidos de las ballenas muertas examinadas”.
“Las toxinas detectadas fueron neosaxitoxina en orina de 2 ballenas y en contenido intestinal de 1 ejemplar, en la cual además se halló saxitoxina y gonyautoxinas (estas en menor medida) y también saxitoxina en contenido intestinal de 1 ballena e hígado de 2”.
Las muertes afectaron principalmente a hembras adultas, con la mayor demanda energética por estar amamantando a sus crías en los golfos de Península Valdés, y que suele alimentarse de plancton en primavera.
Se informa además que la muerte de las ballenas se observó en simultáneo con la aparición de ejemplares sin vida de aves y lobos marinos, en los que también se comprobó la presencia de toxina paralizante de moluscos en cantidades significativas.
El parte asegura que “desde el 10 de octubre no se han registrado nuevas muertes de ballenas, lo que coincide con un marcado descenso en la abundancia de la especie productora de toxinas paralizantes en el plancton y en los niveles de biotoxinas en moluscos del Golfo Nuevo”.