Casabindo honra a la Virgen de la Asunción

Casabindo revive cada año una de las expresiones culturales y religiosas más singulares de Argentina: la festividad en honor a la Virgen de la Asunción.
Esta celebración, que fusiona la profunda fe católica con raíces ancestrales, tiene como punto culminante el 15 de agosto con el Toreo de la Vincha, un ritual único en Latinoamérica que representa un diálogo vivo entre pasado y presente.
Desde el 2 de agosto, Casabindo se llena de actividades que invitan a locales y visitantes a sumergirse en un calendario que combina ceremonias religiosas, música tradicional y danzas rituales. Enrique Cruz, presidente de la Comisión pro templo, destacó el valor cultural y espiritual de esta fecha: “El 14 de agosto se presenta a los Samilantes —danzantes rituales que evocan a los antepasados— junto a las bandas de sikuris y cuarteras. Además, se realiza el cambio de manto a la Virgen, un acto de gran simbolismo para la comunidad, que finaliza con una serenata y la tradicional Coleada de cordero, recuperando prácticas ancestrales.”
El día central, 15 de agosto, inicia con la misa del Alba y una procesión que recorre la plaza de toros, donde se congregan fieles de distintas regiones y turistas que buscan conectar con esta particular manifestación cultural. La misa central y la posterior procesión por las calles del pueblo fortalecen el sentido de comunidad y devoción que caracteriza a Casabindo.
Sin embargo, el momento más emblemático y esperado es el Toreo de la Vincha, un rito que se distingue por su profundo simbolismo y respeto hacia el animal.
A diferencia de las tradicionales corridas, en esta ceremonia no hay violencia ni sangre: el desafío consiste en que los toreros, con destreza y valentía, intenten arrebatar una vincha adornada con monedas de plata que está atada a las astas del toro, para luego ofrendarla a la Virgen de la Asunción.
Esta práctica está imbuida de historia y memoria.
Esta celebración invita a redescubrir y valorar las tradiciones originarias, ofreciendo a quienes la viven y visitan un encuentro auténtico con la identidad jujeña.