Esta semana el INDEC dio a conocer los datos de la inflación de febrero y arrojó que fue de un 6,6%. Si esta cifra es alarmante, también lo son los aumentos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT), que marcan la línea de indigencia y la de pobreza respectivamente.
La Canasta Básica Alimentaria aumentó un 11,7% en febrero, con lo cual una familia de cuatro personas necesitó durante ese mes recibir ingresos de al menos $80.483 para no ser indigente. A su vez, la CBT, que además de alimentos incluye el costo de otros rubros como la indumentaria, el transporte y los servicios, subió un 8,3% haciendo que una familia necesite cobrar al menos $177.063 para no ser pobre.
El aumento de la CBA en febrero fue mucho mayor que los aumentos de los últimos meses, teniendo en cuenta que en enero fue de un 7,2% y en diciembre del 5%. Esta suba del 11,7% superó además al aumento más alto del 2022, que se había registrado en agosto y había sido del 9,5%.
En términos interanuales, el conjunto de alimentos al que una familia debe poder acceder para no ser considerada indigente subió en un 115,1%. Es decir que desde febrero de 2022 los precios de los alimentos básicos se fueron a más del doble. Otro tanto pasó con la CBT, que se incrementó en un 111,3% en los últimos 12 meses.
También aumentaron considerablemente las frutas. De una selección hecha por el INDEC en GBA, saltó que las subas más altas se registraron en: naranjas (72,4%), carne picada común (35%), cuadril (34,3%), paleta (33,5%), nalga (32,8%), asado (28,6%), arroz blanco simple (14,6%), huevos (13,2%) y batata (13%). Los únicos artículos que bajaron de precio fueron el tomate redondo, la papa y la cebolla.