Los niveles excesivos de grasa corporal pueden causar problemas del sueño, ya su vez, la falta de sueño puede contribuir al aumento de peso.
Un nuevo estudio encontró que las personas que duermen mal también son más propensas a ser obesas.
Abdul-Aziz Seidu, de la Universidad James Cook, fue coautor del trabajo y afirma que la obesidad alguna vez se consideró un problema solo para los países de altos ingresos, pero ahora es un grave problema de salud pública en todo el mundo.
“La prevalencia de la obesidad se ha triplicado en las últimas cuatro décadas, con el 13% de la población total del mundo ahora clasificada como obesa”, resumió Seidu.
En la Argentina, la IV encuesta nacional de factores de riesgo (2018) mostró en nuestro país que la prevalencia de exceso de peso es del 61,6% (36,3% sobrepeso y 25,3% obesidad): 6 de cada 10 personas están excedidas de peso y una de cada cuatro es obesa.
Sueño y obesidad, un vínculo confirmado
El estudio tuvo como objetivo evaluar si la mala duración y calidad del sueño son factores de riesgo significativos para la obesidad en adultos australianos mayores de 15 años.
El Sr. Seidu dijo que el equipo utilizó la encuesta Household, Income and Labour Dynamics in Australia, que recopila datos longitudinales de más de 13,000 personas dentro de más de 7000.
“Encontramos que la proporción de mala duración del sueño, definida como menos de 7 horas o más de 9 horas, entre los adultos obesos es del 43%, en comparación con el 32% entre los que tienen un peso saludable. La mala calidad del sueño entre los adultos obesos se midió en un 36%”, dijo Seidu.
Afirma que la mala duración y calidad del sueño aumenta la secreción de hormonas y exacerba el riesgo de ser obeso, al tiempo que reduce los niveles de leptina en la sangre que suprimen el apetito y eleva los niveles de grelina en la sangre que promueven el apetito.
“Desde una perspectiva conductual, la probabilidad de hábitos alimenticios poco saludables es alta entre las personas que tienen mala duración y calidad del sueño”, remarca Seidu.
La obesidad está fuertemente asociada con el desarrollo de una serie de afecciones crónicas de salud y exacerba el riesgo de mortalidad entre las personas con afecciones de salud existentes.
Seidu señaló que más del 36% de los participantes de la encuesta informaron una mala duración del sueño y más del 28% una mala calidad del sueño en 2021.
“Además de su asociación con la obesidad, dormir muy poco o demasiado también se asocia de forma independiente con un alto riesgo de diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, mientras que la mala calidad del sueño se asocia significativamente con un alto riesgo de depresión.
La promulgación de políticas que aumenten la conciencia pública sobre la importancia de una buena higiene del sueño y el fomento de hábitos de sueño saludables deben considerarse para abordar el alarmante aumento en la tasa de obesidad y otros efectos directos de la falta de sueño.
Bajar de peso, la clave para dormir mejor
Algunas medidas que, aunque pueden ayudar, no serán tan eficaces como la reducción del peso:
- Procurar dormir de lado para evitar el cierre de la vía aérea.
- Evitar el consumo de sustancias tóxicas que favorecen la apnea, como el consumo de alcohol.
- No fumar. El tabaco, aunque tiene una asociación leve con la apnea del sueño, produce una inflamación de la vía aérea y es causa de la aparición de cáncer de pulmón, además de otros tumores, y de EPOC.
- Evitar el reflujo gastroeofágico, que también favorece la apnea.
La relación entre la obesidad y los trastornos del sueño es bidireccional, lo que significa que la obesidad puede causar problemas del sueño, ya su vez, la falta de sueño puede contribuir al aumento de peso. Abordar la obesidad a través de cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable y el ejercicio regular, puede ayudar a mejorar la calidad del sueño en las personas con exceso de peso. Además, es importante buscar atención médica si se sospecha de un trastorno del sueño, ya que el diagnóstico y el tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida.